1. Cuando el edificio o vivienda muestra signos de envejecimiento:
- Aislamientos viejos, ventanas de un solo vidrio, filtraciones de aire o humedad.
- Sistemas de calefacción, refrigeración o agua caliente ineficientes o antiguos.
- Materiales constructivos que no cumplen con normativas actuales de eficiencia.
¿Por qué? Las pérdidas energéticas son más altas, lo que eleva tus facturas y reduce el confort.
2. Cuando las facturas energéticas son altas: Si cada mes pagas mucho por calefacción o aire acondicionado, es señal de que estás perdiendo energía.
¿Por qué? Una rehabilitación (como aislar mejor, cambiar ventanas o instalar energías renovables) puede reducir hasta un 50% el consumo energético.
3. Aprovechando una reforma general del inmueble: Si ya vas a hacer reformas por estética o estructura, combinar con mejoras energéticas reduce costos (mano de obra compartida, licencias unificadas, etc.).
4. Cuando hay ayudas o subvenciones disponibles: Muchos países o regiones ofrecen incentivos económicos para rehabilitación energética (como los Fondos Next Generation).
¿Por qué? Es una gran oportunidad para reducir la inversión inicial y aumentar el retorno.
5. Antes de vender o alquilar una propiedad: Un certificado energético más alto (letras A-B) revaloriza el inmueble y lo hace más atractivo para compradores o inquilinos.
6. Para mejorar el confort interior: Si tienes temperaturas extremas en verano o invierno, condensaciones o ruidos exteriores, mejorar aislamiento, carpintería y sistemas HVAC soluciona esto.
7. Cuando se prevé una subida de precios de la energía: Si se anuncian subidas de gas o electricidad, anticiparse es clave.